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En El síndrome de Maripili. El miedo de las mujeres a no ser queridas, Carmen García Ribas (l'esfera dels llibres, 2006), analiza por qué muchas mujeres profesionales sufren la hostilidad de unos hombres que, colocados en cargos directivos, se sienten amenazados por el talento y practican la forma más silenciosa de hostigamiento: retirar la mirada. Dicho de otra manera, el ninguneo. El muy extendido fenómeno de acoso moral se ejerce especialmente sobre las mujeres… La víctima del acoso suele ser una profesional que desempeña muy bien su trabajo…

Muchas mujeres explican vivencias en las cuales, una y otra vez, se repiten las situaciones donde un hombre arrogante, colocado en un cargo directivo, humilla a una mujer no por un error cometido, sino para evitar expresar el reconocimiento merecido. Acostumbradas al ninguneo olvidamos y perdonamos y nos esforzamos por hacerlo aún mejor, para evitar recibir la ira y responder a una demanda insaciable de personajes depredadores que, aun siendo beneficiarios de tu talento, desean conducirte a ese estado de perpetua insignificancia.

El ninguneo está estrechamente relacionado con el desaliento que sienten las mujeres cuando tienen que negociar o pedir algo.

En Las Mujeres no se atreven a pedir. Saber negociar ya no es sólo cosa de hombres, Linda Babcock y Sara Laschever (Amat, 2005) analizan por qué las mujeres nunca piden nada: aumentos de sueldo, ascensos mejores oportunidades de trabajo, reconocimiento por trabajar bien, más ayuda en el hogar… y también por qué es menos probable que las mujeres utilicen la negociación para conseguir lo que quieren que los hombres.

Y es que las mujeres aún renuncian a muchas cosas por no pedir para ellas. El estereotipo de género les permite pedir para los demás ya que el modelo de mujer generosa y abnegada juega un papel determinante en la imagen que la mujer se hace de sí misma.

No reconociendo su derecho a pedir, las mujeres piensan que protegen las relaciones personales y evitan los conflictos, tratan de pedir indirectamente o esperan (normalmente en vano) que los demás reconozcan sus méritos o que adivinen lo que quieren, para conseguir ésto son capaces de trabajar mucho y de esperar.

Pero no pedir significa obtener menos de lo quieren, trabajar por menos dinero del que se merecen, promocionarse menos.

No pedir y no negociar significa también sentirse menos seguras de sus méritos. 
 
¿Te pasa algo parecido? 
¿Consigues lo que quieres?
¿Pides las cosas?
¿Esperas que los demás adivinen lo que quieres?
¿Trabajas más para conseguir un aumento de sueldo si pedirlo?
¿Qué pierdes cada vez que no pides lo que quieres?

Negociar y luchar por tus intereses es esencial tanto en el ámbito personal y profesional
Aprende a negociar
Aprende a pedir
Aprende a reconocer tus méritos antes que nadie
Entrenate en las habilidades directiva y de negociación
No sea confiada. Los demás no tienen porque velar por tus intereses
Conviertete en una mujer proactiva dispuesta a negociar

El ninguneo  y la negociación
coachingparamujeres 2007
Coaching para mujeres personal y profesional